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Ocean Water

Doña Francisca

A bordo de la Goleta DOÑA FRANCISCA, la obra arquitectónica naval más grande construida en Sudamérica.

 

Como editorial náutica hemos accedido a numerosas notas sobre las grandes esloras del mundo, admirando embarcaciones de los más afamados diseñadores navales.

Hablar de Javier Soto Acebal, rioplatense, y abordar su reciente obra, la Goleta Doña Francisca, nos hace sentir por demás orgullosos, solo por el hecho de "ser de acá".

De la mano de Juan Carlos López Mena, visitamos esta embarcación que impacta y se destaca sobre el paisaje del Puerto de Punta del Este o actualmente de Puerto Madero.

 

Construida en el Uruguay en los astilleros de Buquebus, creemos estar frente al velero enteramente en fibra de carbono más grande del mundo. De Sudamérica, sin lugar a dudas. Con sus 52 metros de eslora, que incluyen 7 metros de botalón, esta majestuosa obra involucró como argentinos no solo a su diseñador  Javier Soto Acebal, sino a los arquitectos directores, pero requirió por ejemplo a los dos franceses más capacitados del mundo en infusión de fibra de carbono trabajando en el Uruguay.

En ellos recayó la responsabilidad de esta técnica, consistente en lograr vacío sobre las telas de fibra de carbono para inyectarle la resina epoxi, conformando así toda la estructura del barco, casco y cubierta. De esta forma, se logró la infusión más grande que se haya hecho con estos materiales. Estas técnicas, son las más utilizadas en los livianos barcos de regata.

Con un look clásico de los años 1900, su aparejo "Goleta" luce dos impresionantes mástiles de fibra de carbono (King Composite), el mayor de 50 metros y el trinquete, a proa de éste, de 47 metros.

La tensión de estos aparejos es tremenda y para ello observamos jarcias, motones y molinetes de dimensiones pocas veces vistas.

Para hacernos una idea, la escota de mayor está sometida a una carga de trabajo de 16.000 kilos. La escota de guenoa, 15.000 kilos. Por esto todos los sistemas son hidráulicos y se comandan desde la timonera con botones. El automatismo entonces,  es parte de esta joya flotante.

Su armador, Juan Carlos López Mena, quiso un barco de gran eslora, rápido y liviano, pero capaz de ser gobernado por dos o tres personas.

Su cubierta amplia, muestra la típica teka conjuntamente con la caoba, destacando los bronces lustrados en cada detalle de maniobra o estructura.

El interior, en dos niveles, nos transporta a los barcos ingleses del 1900,donde la carpintería y el lustre, ofrecen su más excitante esplendor y aroma. Se combinan las caobas en muebles y mamparos, con las maderas de castaño en los pisos. Esta carpintería tuvo su mano de obra en la Argentina.

El "árbol de la vida", es un emblema que el armador lleva consigo. Y lo ha puesto de manifiesto también en el Doña Francisca. El mismo se ve tallado finamente en las sillas del comedor y en marqueterié en la mesa del living.

Dentro de sus comodidades, la goleta destaca 7 camarotes para 14 personas y 8 baños. Salón principal con living y comedor, comedor diario, sala de lavandería y secarropas, estar para tripulación con sus respectivos camarotes y timonera interior.

El camarote del armador, que ocupa toda la manga del barco en el tercio de popa, tiene además de la cama de dos plazas, sofá, baño privado completo y una oficina contigua con escritorio, sofá y baño, desde donde se pueden apreciar todos los comandos del barco a través de un monitor.

La grifería de los baños merece una mención especial, de diseño Italiano y construida en Inglaterra, replica la utilizada hace más de 100 años en este tipo de buques.

El barco logró la certificación de la Sociedad Internacional de Clasificación RINA, destacando entre varios aspectos, el tratamiento de aguas residuales y tanques de almacenamiento de contaminantes. El RINA, Registro Italiano Navale, fue fundado en Italia en 1861 y es un organismo de certificación con reconocimiento y actuación internacional en el mercado de clasificación de buques y plataformas, certificación y evaluación de conformidad.

Camper & Nicholsons ha enviado al armador una conceptuosa carta de felicitaciones por la construcción del Doña Francisca, documento éste que particularmente nos muestra con orgullo.

El corazón del barco está en su lujosa sala de máquinas, que se parece más a un quirófano, y contiene un motor Caterpillar de 898 hp con línea de eje y hélice de paso variable, completando la propulsión de maniobras con Bow y Stern thrusters.

La velocidad desarrollada en las pruebas de mar fue de 17 nudos a motor.

Toda la eléctrica, electrónica e hidráulica es alimentada por dos generadores Caterpillar de 50 kw cada uno.

 

Para quienes amamos la navegación a vela, la Goleta Doña Francisca nos ha dejado literalmente de boca abierta. Deseamos pues a Juan Carlos López Mena, las mejores singladuras así como la mejor estadía, no solo en los puertos uruguayos y argentinos que se engalanan con su presencia, sino a otros, en distintas partes del mundo...."a donde el viento lo lleve".

 

 

Eslora de casco: 45 metros

Botalón: 7 metros

Eslora total: 52

Manga: 8,78 metros

Calado:  3,60 metros

Desplazamiento: 240 toneladas

Superficie velica: 2000 m2 aprox.

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